domingo, 21 de febrero de 2021

Dunning-Kruguer

El efecto de Dunning-Kruguer.


Los individuos con escasa habilidad o conocimientos sufren de un sentimiento de superioridad ilusorio, considerándose más inteligentes que otras personas más preparadas, midiendo su capacidad por encima de lo real.
Es un sesgo de la capacidad metacognitiva para reconocer su propia ineptitud.

La mala medición del incompetente se debe a un error acerca de los demás



Tom Stafford es profesor de Psicología y ciencias cognitivas en la universidad de Sheffield. Escribe sobre neurociencias en la BBC y en la revista The Conversation, escribió este excelente artículo sobre el síndrome de Dunning-Kruguer

En 1999, dos investigadores, Justin Kruger y David Dunning, de la Universidad de Cornell, en Nueva York, analizaron si las personas que carecen de ciertas habilidades en un área determinada tienden, en mayor medida, a no advertir esta carencia en comparación con alguien más diestro para desempeñar la misma labor.

En su investigación, mencionan como ejemplo a un ladrón de bancos de Pittsburgh, McArthur Wheeler, que fue arrestado en 1995, poco después de realizar dos asaltos en plena luz del día y sin usar máscara ni emplear un disfraz para ocultarse.
Cuando la policía le mostró las imágenes captadas por la cámara de seguridad de uno de los bancos, el delincuente protestó: "Pero es que yo estaba usando el zumo..." Y es que el desafortunado criminal creía que si uno se restriega la cara con el zumo de un limón, se vuelve invisible para las cámaras de seguridad.
Kruger y Dunning estaban interesados en comprobar otro asunto igual de hilarante. Pidieron a una serie de cómicos profesionales que puntuaran la gracia de treinta chistes. Luego pidieron a 65 estudiantes que hicieran la misma evaluación, y después les indicaron que calculasen en qué medida se había acercado su criterio al de los cómicos profesionales. También se les preguntó a los estudiantes cómo creían que habían cumplido ese objetivo en comparación con una persona de nivel medio.
Como ya se esperan, la mayoría de ellos pensó que su habilidad para juzgar lo que es gracioso estaba por encima de la media. Los resultados, sin embargo, se hicieron más interesantes cuando se evaluó la actuación de los participantes en la prueba. Aquellos que tenían una habilidad ligeramente superior para juzgar los chistes eran asimismo los más exactos en su autoevaluación. En cambio, los participantes menos hábiles para detectar los chistes graciosos (al menos, de acuerdo con lo dicho por los cómicos profesionales) eran asimismo menos capaces de evaluar su propia habilidad en este campo.
Este hallazgo no era un simple capricho científico, destinado a medir la subjetividad del sentido del humor. Los investigadores repitieron el experimento, solo que esta vez usaron tests de gramática y razonamiento lógico. Las pruebas en ambas disciplinas tenían respuestas predefinidas y, en cada caso, el patrón se repitió: las personas con peores resultados fueron también las peores a la hora de estimar su propio rendimiento. En los tres estudios, aquellos cuyo resultado los situó en el 25% con peor nivel sobrestimaron de manera exponencial sus propias habilidades, calificándose a sí mismos por encima de la media.
Tampoco ayudó mucho que los participantes de nivel inferior tuvieran un parámetro con el que compararse. En un estudio posterior, los participantes más incompetentes eran incapaces de darse cuenta de que estaban en el pelotón de cola, incluso cuando recibían información sobre el desempeño de los demás.
La interpretación de Kruger y Dunning es que la capacidad de evaluar con precisión cómo se realiza una actividad depende de la habilidad para realizar esa misma actividad. Por consiguiente, los más incompetentes sufren un doble déficit. No sólo tienen menos destreza, sino que encima carecen de las herramientas mentales para juzgar su propia incompetencia.
En un test final, ya decisivo, Kruger y Dunning entrenaron a un grupo de participantes de escaso nivel para la prueba de razonamiento lógico. Esto mejoró su habilidad para evaluar sus capacidades, lo que sugiere que dicha habilidad influye en la percepción personal.
Otra investigación confirma que ese efecto según el cual "uno es incompetente y a la vez inconsciente de serlo" se verifica en situaciones de la vida real, y no sólo en pruebas de laboratorio. Por ejemplo, los cazadores que peor dominan las armas de fuego son los que menos advierten esa incapacidad; y los médicos con menos pericia a la hora de comunicarse con el paciente son los más incapaces de reconocer este defecto.
Lo que se ha dado en llamar efecto Dunning-Kruger es un ejemplo de lo que los psicólogos llaman metacognición: el pensamiento sobre el pensamiento. Es algo sobre lo que deberíamos reflexionar con calma.
El efecto en cuestión serviría para explicar la colosal autoestima de algunos amigos o colegas nuestros. Con todo, antes de creerse un sabio en la materia, recuerde una cosa. Por improbable que lo considere, usted también podría andar por ahí, felizmente ajeno a su propia ignorancia.
Copyright del artículo © Tom Stafford. Previamente publicado en Mind Hacks. Editado con licencia CC BY-NC-SA 3.0.
Imagen superior: John Cleese en el spot "Questions", dirigido por Tom Kuntz © DirecTV. Reservados todos los derechos.


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